LA MADURACIÓN DEL TEQUILA
El Tequila refinado al salir del alambique es cristalino como el agua de lluvia, se puede comercializar y se le denomina Tequila Blanco. De acuerdo a los tequileros puros, este es el verdadero sabor del Tequila, ya que al madurarlo en barricas de madera aunque es un proceso natural en el cual la madera le impregna sabores y aromas que lo enriquecen. Los tequileros de corazón aseguran: “El Tequila de por sí, tiene tal riqueza de esencias que no necesita gustillos ajenos”. (En el abanico de bebidas alcoholicas, el Tequila, en matices y combinaciones es el más completo y abundante de todas).
El Tequila refinado, sí se le madura en barricas de roble blanco en un período de dos meses mínimo o hasta once meses y días, se le nombra Tequila Reposado. En ese tiempo las propiedades solventes del Tequila desangran aromas y sabores de la madera, se los infiltra al Tequila y lo hace más suave y dulce al paladar.
Cuando la maduración rebasa los doce meses se le designa Tequila Añejo, el cual presenta al paladar sensaciones sobresalientes de sutileza y dulzura. Sí al Tequila se le madura por tres años o más, lo llamamos Tequila Extra Añejo y obtenemos características de sabor extraordinarias para los gustos más exigentes.